Las polémicas sobre el cientificismo no terminan nunca. Ya sea que se defienda alguna versión o definición en específico o se use como un peyorativo como si se tratara de una ideología, los malos entendidos, tergiversaciones y ataques pobremente sustentados abundan en cantidades exageradas, desvirtuando cualquier intento serio por caracterizar lo que sí sería una postura cientificista en toda regla. Es muy usual, también, que los diccionarios tradicionales no aporten mucha claridad para el asunto (aunque hay quienes pueden pensar lo contrario).
Por ejemplo, el Diccionario de la Real Academia Española ofrece este par de definiciones:
"Teoría según la cual los únicos conocimientos válidos son los que se adquieren mediante las ciencias positivas."
Y:
"Tendencia a dar excesivo valor a las nociones científicas o pretendidamente científicas."
La versión de la Wikipedia en español comienza su entrada sobre el mismo tema del siguiente modo:
"El cientificismo o cientifismo es la postura reduccionista que afirma la aplicabilidad universal del método y el enfoque científico, y la idea de que la ciencia empírica constituye la cosmovisión más acreditada o la parte más valiosa del conocimiento humano, con la exclusión de otros puntos de vista."
Por último, el Merriam-Webster tiene una definición parecida a la segunda del diccionario de la RAE:
"Una confianza exagerada en la eficacia de los métodos de las ciencias naturales aplicados a todas las áreas de investigación (como en la filosofía, las ciencias sociales y las humanidades)."
Si comenzáramos un debate a partir de definiciones de diccionario, podríamos estar casi seguros que estamos condenados al fracaso de la defensa de cualquier postura, sea a favor en contra del cientificismo. Para empezar, puede notarse que no hay un acuerdo o una definición básica. ¿El cientificismo es una teoría y una tendencia, o es una postura reduccionista o la confianza exagerada en la ciencia? Si es lo primero, ¿es una teoría científica en sí misma? Si es lo segundo, ¿se estaría dando excesivo valor a la ciencia por encima de qué? Si es una postura reduccionista, ¿qué nos dice eso sobre si es una postura acertada? Si es suponer la universalidad de la ciencia por otros "puntos de vista", ¿no estaríamos relativizando la cuestión (ya que el conocimiento científico, como bien sabemos, no es solo otro "punto de vista")? Si es una confianza exagerada en los métodos de las ciencias natuales, ¿cuánto es realmente "ser exagerado"?
Los diccionarios pocas veces ayudarán a resolver estas cuestiones, y es usual que sus definiciones solo nos metan en más conflictos, al usar otros términos igual de ambiguos (por ejemplo, hasta hace no tanto, la Wikipedia en español definía el cientificismo como "la ideología de la ciencia", lo que sea que eso signifique). Pero hay otras fuentes de las que uno puede partir para iniciar un debate racional sobre este tipo de cuestiones: quizás un diccionario más especializado en este tipo de temas pueda ayudarnos. Yo elegí a tres, los cuales, si bien difieren entre sí, también pueden encontrarse puntos en común, además que comparten otra característica: todos están escritos por autores que, una y otra vez, y por diversas razones, han llegado a ser tachados de cientificistas. Y en ocasiones, tomaron la etiqueta con orgullo.
The Skeptic's Dictionary
El primero es una fuente básica para todos aquellos que denuncian activamente el peligro de las pseudociencias y promueven el pensamiento crítico. El portal The Skeptic's Dictionary, del difunto profesor de filosofía Robert Todd Carroll, ofrece esta definición:
"El cientificismo, en el sentido fuerte, es la visión autodestructiva de que solo las afirmaciones científicas tienen sentido, lo cual no es una afirmación científica y, por lo tanto, si es verdadera, no tiene sentido. Por lo tanto, el cientificismo es falso o sin sentido. Este punto de vista parece haber sido sostenido por Ludwig Wittgenstein en su Tractatus Logico-philosophicus (1922) cuando dijo cosas como "La totalidad de las proposiciones verdaderas es la totalidad de la ciencia natural..." Más tarde repudió este punto de vista.
En el sentido débil, el cientificismo es la opinión de que los métodos de las ciencias naturales deben aplicarse a cualquier tema." (Cursiva del original. Negritas agregadas por mí)."
Luego procede a citar el artículo de Michael Shermer para la revista Scientific American, "The Shamans of Scientism", como ejemplo de este sentido débil:
"El cientificismo es una cosmovisión científica que abarca explicaciones naturales para todos los fenómenos, evita las especulaciones sobrenaturales y paranormales, y adopta el empirismo y la razón como los pilares gemelos de una filosofía de vida apropiada para la Era de la Ciencia."Para terminar, dice:
"Por otro lado, la definición de diccionario de 'cientificismo' es la actitud y el método del típico científico natural, quienquiera que sea."
Como podemos notar, Carroll diferencia al menos tres tipos de cientificismo con todo y ejemplos: el cientificismo fuerte sería aquella visión extrema a la que muchos críticos del cientificismo suelen referirse cuando utilizan esta etiqueta, y lo harían acertadamente en este caso, ya que tal visión no tiene sentido. Tal visión quedaría plasmada en la obra del primer Wittgenstein, que es un ejemplo típico de las opiniones del positivismo lógico. Si alguien en la actualidad defiende este tipo de cientificismo, lo más seguro es que lo haría de forma inconsciente o pobremente reflexionada.
El sentido "débil", que también podríamos traducir como "moderada" o incluso "racional", se referiría a una concepción del mundo que no negaría ni restaría valor a campos no científicos, como la lógica o la filosofía, pero que seguro molestaría a quienes creen en entidades inmateriales, como espíritus y dioses.
La última, aunque parece referirse a la primer definición del Merriam-Webster, no es menos relevante: hay que tomar en cuenta que los científicos consideran que, por lo menos en el campo en el que ellos investigan, no hay mejor forma de hacerlo que adoptando las herramientas de la investigación científica (por eso es que decidieron ser científicos para empezar). Los astrónomos no usarán prestados los métodos o principios de la astrología, sino los de la astronomía; los médicos no harán diagnósticos ni tratamientos basados en la religión o la brujería, sino en su experiencia médica y en estudios de laboratorio; los biólogos no considerarán a los seres vivos como relojes o máquinas acabadas y perfectas que muestran un diseño deliberadamente inteligente, sino que establecerán relaciones filogenéticas de parentezco, además que estudiarán las adaptaciones que los organismos han tenido en su entorno. Obviamente existen científicos que sí adoptan métodos y principios no-científicos (o incluso pseudocientíficos), pero aquí estamos hablando en términos normativos, por principio o "en teoría", de lo que usualmente hacen los científicos al hacer investigación.
Breve diccionario filosófico
Nuestra segunda fuente es un clásico en español, el Breve diccionario filosófico (1991), del filósofo español Miguel Ángel Quintanilla, especialmente reconocido como uno de los más importantes filósofos de la tecnología.
Para Quintanilla, el cientificismo se define como:
"Adjetivo que se aplica a concepciones del conocimiento, la racionalidad o incluso la sociedad y la política en las que la ciencia adquiere un valor predominante. Se suele utilizar con carácter peyorativo, bien sea porque se asocia con una concepción positivista de la ciencia, o bien porque se emplea desde una perspectiva filosófica irracionalista que valora negativamente el conocimiento científico."
Notamos aquí que el cienticismo, entonces, no sería una teoría ni una tendencia ni tampoco una postura reduccionista, sino un nombre que se le da a distintas concepciones que se relacionan con el valor que la ciencia puede tener.
Quintanilla, a diferencia de Carroll, no establece cuántos tipos o definiciones de cientificismo podemos encontrar, sino que se limita a hablar de las más usuales, esto es, las definiciones peyorativas. Un primer peyorativo sería acertado, al identificar la concepción positivista de la ciencia, mientras que la otra englobaría un enorme conjunto de lo que popularmente llamamos "enemigos de la ciencia".
Diccionario de filosofía
Por último, el Diccionario de Filosofía (2002) del epistemólogo Mario Bunge, ofrece una definición favorable pero exacta de cientificismo, siendo Bunge un defensor de ésta en toda su obra filosófica:
"La concepción según la cual la investigación científica es el mejor modo de asegurarse un conocimiento factual preciso. El cientificismo es un componente tanto del positivismo lógico como del realismo científico. El cientificismo ha estado detrás de todos los intentos por transformar una parte de las humanidades en una rama de la ciencia: recuérdense, por ejemplo, lor orígenes de la antropología contemporánea, la psicología, la lingüística y las ciencias sociales. F. Hayek y otros emplearon el término de modo peyorativo para designar la imitación de las ciencias naturales en los estudios sociales. Este autor y otros miembros del campo "humanístico" (de tertulias de café) de los estudios sociales consideraron el cientificismo como su principal enemigo, más que a la anticiencia o la seudociencia." (Negritas del original).
Bunge pareciera describir primero lo que Carroll llama "cientificismo débil", para después proceder a hablar de aquella usada como peyorativo por parte de los enemigos de la ciencia, especialmente aquellos que, como Friederich Hayek, se opusieron a una concepción científica de las ciencias sociales. Este autor parece obviar un cientificismo estilo primer Wittgenstein, al igual que Quintanilla, probablemente porque hoy día no tenemos referentes de relevancia que sostengan ese tipo de cientificismo. Esto a su vez puede decirnos que aquellas presuntas refutaciones al cientificismo extremo tienen poco valor para abordar el tema de fondo: si la investigación científica resulta ser un mejor modo de producir o asegurar conocimiento factual, entonces, sería deseable que otros campos lo adopten o se sirvan de éste para ser más precisos y rigurosos.
Históricamente hablando, esto es precisamente lo que se ha hecho con campos como la salud, la historia, la mente, la vida, el cosmos... y la naturaleza humana. Temas que antes se abordaban, por ejemplo, a partir de la tradición, la superstición o la religión, fueron esclarecidos luego de adoptarse un enfoque científico, inaugurando campos enteros como la medicina basada en la ciencia, la psicología, la biología o la astrofísica. A pesar del éxito al adoptar una visión científica del mundo, debemos tener en cuenta que, incluso los autores que simpatizan con el cientificismo (algunos, como Bunge, que sentían orgullo de denominarse cientificistas), establecen un límite al alcance de esta concepción: hablan de conocimiento factual. Esto significa que, para aquellas disciplinas que no buscan generar conocimientos factuales o no es su prioridad, seguirían teniendo un importante valor o, por lo menos, el cientificismo no les restaría el que poseen. No se puede decir lo mismo para aquellos campos que sí aseguran producir o servirse de conocimiento factual, como las pseudociencias y las ideologías (buena parte de las religiones incluidas aquí).
Sin embargo, eso ya es profundizar en el debate, algo que excedería la presentación de la definición de cientificismo, según estas fuentes que, dicho sea de paso, tal vez no sean las primeras en las que algún académico de sillón piense; y aunque sean breves, puede verse que tienen más contenido que muchas enciclopedias gordas que solo guardan polvo en las bibliotecas de estos hipotéticos personajes.