sábado, 22 de marzo de 2014

Biodiversidad humana... quiso decir racismo, ¿no?

El siguiente escrito es un fragmento de mi artículo top 10 "Mis tonterías favoritas de las humanidades II", del que decidí presentar algunos de los puntos de ese top por separado para así tener un espacio para cada uno de esos temas. Si usted quiere ver todo el top, entre al anterior enlace y no se quede con las ganas.


Pareciera que hoy en día los conceptos que suenan muy técnicos y eruditos están de moda entre los defensores de la pseudociencia. Así es como tenemos conceptos como complejidad irreductible, energía orgónica, diseño inteligente, principio antrópico, medidores de fenómeno de voz electrónica, creacionismo científico, memoria del agua, praxeología, teoría del antiguo astronauta, ley de la atracción, memética, programación neurolingüística... y también, uno que se ha puesto de moda entre antropólogos, políticos de derecha y filósofos sociales: biodiversidad humana.

Aunque por fortuna, los racistas, digo, los "estudiosos" de la biodiversidad humana son pocos, lo cierto es que esta idea vestida con las faldas científicas no solo es una pseudociencia pura y dura, sino que además es una amenaza para la integridad e igualdad ciudadana. Para empezar, hay que dejar en claro que NO existe diferencia entre la definición de biodiversidad humana y la de racismo [pseudo]científico. Biodiversidad humana es un eufemismo de racismo, así sin más.

Este eufemismo hace alusión a la idea de que existen una serie de hechos evolutivos demostrables gracias, principalmente, a la medición del IQ en las razas. La genética (según se nos dice) demuestra que hay una clara diferencia entre la inteligencia de cada raza. Esto demuestra, entonces, que las razas existen y que hay una clara diferencia unas de otras. Aunque esto suena a ideas propias de la época colonial o del Tercer Reich, lo cierto es que existen defensores que cada vez ganan más adeptos y se suelen citar entres estas figuras autores como J. Philippe Rushton, Peter Frost, Richard Lynn, Nicholas Wade, entre otros. El término es poco conocido en el mundo hispanoparlante, aunque tiene sus defensores notables tales como el filósofo y autor del blog popular La Revolución Naturalista, Eduardo Zugasti.

Zugasti representa un excelente ejemplo de lo que se conoce como "ilustrados oscuros" o neoreaccionario (calificativo que él mismo se adjudica, para que no piensen que hago difamación) que trata de simplificar de tal forma las supuestas razones por las que la mayoría "negamos" la biodiversidad humana: fraudes, errores factuales y hombres de paja. La verdad es que el asunto no es así de simple, y no se reduce solo a la apelación moral (algo que Zugasti identifica con la falacia moralista), sino que la defensa de la existencia de razas es ya de entrada un error y por tanto, el supuesto estudio "científico" de éstas resulta en ser solo pseudociencia. Profundicemos un poco más en el asunto.

La principal bandera que los racistas, digo (perdonen, es costumbre), los defensores de la biodiversidad humana utilizan para sostener sus afirmaciones, es que existe una correlación "clara" entre el coeficiente intelectual (IQ) y la raza en específico. Se nos dice que si se acepta que los estudios de IQ son ciencia (y según ellos, eso es algo que no se cuestiona en la comunidad científica), entonces tenemos que aceptar "el hecho" de que hay una diferencia entre el IQ de, por ejemplo, los asiáticos, los africanos y los europeos. Rushton (un psicólogo racista hasta los huesos, pero que al parecer sus seguidores como Zugasti lo admiraron mucho como un experto en genética y "estudioso" de las razas), por ejemplo, aseguraba que existía una correlación entre el tamaño del cerebro y el pene en las razas

Rushton notó que los africanos tienen penes grandes en comparación con otras razas. Como todo un "genio", continúo estudiando este curioso tema, solo para concluir que hay una correlación inversa entre el tamaño del pene y del cerebro. Así, como decía, los orientales tienen penes pequeños en comparación con otras razas, pero su cerebro es mucho más grande haciendo la misma comparación; los negros en cambio, son la raza que tiene los penes más grandes pero los cerebros más pequeños. Eso sí, el tamaño de ambas partes del cuerpo en los caucásicos "europeos" siempre es el adecuado. Si usted encuentra coherencia o profundidad científica en este tipo de cosas, considere el nunca tener influencia social por el bien de las mentes que podría contaminar con este tipo de tonterías nocivas.

Contrario a lo que estos "estudiosos" creen, lo cierto es que no existe ni una aceptabilidad para los medidores de IQ en la comunidad científica, ni existe nada que demuestre de forma siquiera parcial que exista una relación entre el IQ y la raza. Vamos, no hay nada que para empezar demuestre la existencia de las razas, más allá de un concepto cómodo que se utiliza de forma ambigua. "La idea de 'las razas' es un producto ultrasimplista de la era del descubrimiento y el imperialismo europeo. Todo se clasificaba, todo se estudiaba, no siempre con bases científicas, y se intentó hacer lo mismo con los seres humanos", explica Mauricio-José Schwarz.

Lo cierto es que las evidencias son claras. No existe algo como raza, como si se tratara de una clasificación o distinción específica dentro de la taxonomía. Lo que es más, existen evidencias aplastantes de variabilidad en las poblaciones que los racistas tratan de ver como si se trataran de un único tipo (o subtipo) de humanos solo por su color de piel. La variabilidad poblacional es una fuerte razón para echar a la biodiversidad humana al mismo saco de pseudociencias nocivas como la frenología, la antropometría y la antropología nazi. Sin embargo, algunas veces se asegura que los "negadores" de la biodiversidad humana niegan las diferencias genéticas de poblaciones, lo cual no es más que un cínico hombre de paja, tal como explica Schwarz (hablando del blog de Zugasti):
Algunos creen que esto implica negar las diferencias genéticas entre poblaciones. O les conviene decir que otros lo creen porque así los pueden pintar como imbéciles. Lo que se llama el "hombre de paja": decir (como en el blog racista) que los enemigos del racismo "niegan la variabilidad genética poblacional" y una vez habiéndolos dejado como idiotas atribuyéndoles esa afirmación que no hacen, argumenta en favor de una posición racista arbitraria.
La conclusión al respecto, tal como señala Schwarz, es que todos somos mestizos. Es decir, no existe una raza como tal, sino que gracias a la deriva genética existe una variabilidad de poblaciones que sencillamente por el hecho de ser esto un hecho del mundo real (valga la redundancia), derrumba la idea de raza. Esto se muestra por los estudios en genética de poblaciones, los cuales han demostrado que todos, sí todos, somos "hijos de África." Idea que parece no gustar a los "ilustrados oscuros."

Véase más: IQ and race, entrada en The Skeptic's DictionaryRacial realism y Neoreactionary movement, entradas de la RationalWiki; Race, Intelligence and Limits of Science: Reflection on the Moral Absurdity of "Racial Realism", ensayo de Tim Wise; Raza, poblaciones y biodiversidad humana, artículo de Mauricio-José Schwarz.

1 comentario:

  1. este es uno de los mejores articulos que he podido leer, y es una gran leccion de ciencia para cualquier supremacista y segregacionista asqueroso, deberias registraros en la pseudoenciclopedia basura hecha por nazis de la metapedia, o en el foro de las sarnas racistas de stormfront, y plantarles esta verdad evidente en sus caras.

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