lunes, 9 de junio de 2014

El sueño de Kant*

"Si ahora nos preguntamos: ¿es que vivimos en una época ilustrada? La respuesta será: no, pero sí en una época de ilustración." Immanuel Kant.




Immanuel Kant puede considerárselo, con justas razones, como el último gran filósofo de la Ilustración y el primer gran filósofo científico, al tratar de comprender y desentrañar los fundamentos filosóficos de la ciencia de su época (con la mecánica newtoniana como el paradigma dominante). Kant admiraba los logros de Isaac Newton al sistematizar todo un modelo teórico que daba cuenta de un gran número de fenómenos naturales que, hasta antes de dicho logro, no podían entenderse de forma clara.

El punto principal de admiración de Kant a Newton, era cómo Newton había creado todo un modelo que era capaz de predecir con exactitud matemática los fenómenos de la naturaleza, tal y como se demostraría con el paso de los años. Kant buscaba hacer algo parecido, buscaba ser un nuevo Newton, pero no en la física, sino en la filosofía y la historia. Más de uno podría decir con buen sustento que logró realmente convertirse en un “Newton de la filosofía”, al crear un sistema filosófico cuya influencia es notable incluso en nuestra época. Gran cantidad de los avances en las controversias filosóficas, se lo debemos a los comentarios (tanto defendiendo como atacando) que se han hecho sobre la obra de Kant.

Pero Kant buscaba ser un “Newton” en el sentido de poder descubrir las generalidades, patrones o leyes naturales que rigen el devenir histórico de la humanidad. Newton buscaba, a partir del estudio de la historia, predecir los fenómenos sociales futuros. Según Kant, el futuro no puede ser otro sino el progreso hacia mejor de la civilización.

Este “Newton de la historia”, aunque como podemos notar en el mundo actual, erró en sus intentos de predicción ya que fue incapaz de encontrar un principio natural en el proceso histórico (intento que siguió siendo parte medular de las doctrinas de varios personajes importantes en la filosofía tradicional, tales como Hegel y Marx) podemos llamarlo como el padre de una disciplina filosófica que hoy en día es parte importante de los estudios epistemológicos: la filosofía de la historia.

Los estudios en ésta disciplina al principio, como en la obra de Kant, tenían un carácter especulativo, haciendo que la filosofía de la historia se viera como una rama de la metafísica (del mismo modo que iniciarían otras disciplinas como la filosofía de la mente y la psicología). En la actualidad, la filosofía de la historia tomó un camino distinto del de la especulación abierta, dirigiéndose a transformarse en una rama de la epistemología (o filosofía de la ciencia) adquiriendo un carácter crítico y buscando entender la metodología de la histórica como ciencia social, analizando sus respectivos fundamentos y problemas filosóficos.

Kant veía de forma inminente que el progreso humano era el destino mismo de la especie como sociedad. Así, Kant nos indica que la clave, o el motor, para una sociedad ilustrada es la libertad, o por lo menos eso es lo que parece plantear en su ensayo ¿Qué es la Ilustración? (1784), cuando nos dice lo siguiente:

“Para esta Ilustración no se requiere más que una cosa, libertad; y la más inocente entre todas las que llevan ese nombre, a saber: la libertad de hacer uso público de su razón íntegramente. 
[…] Pero, ¿qué limitación es obstáculo a la ilustración? ¿Y cuál, por el contrario, estímulo? Contesto: el uso público de la razón le debe estar permitido a todo el mundo, y esto es lo único que puede traer ilustración a los hombres.”

Kant enfatiza que la razón por la que no se ha dado la ilustración, no es tanto por falta de inteligencia o de razón misma, sino por falta de decisión, en la que hasta ahora, las personas preferían que el monarca o el sacerdote decidieran por él. Podemos notar aquí el análisis crítico a un problema que aún en nuestros días está presente.

La crítica a las instituciones y la libertad del ciudadano para llevar a cabo esta acción, son esenciales para una civilización ilustrada que busca seguir el camino del progreso. Así es como Kant también genera controversia al poner en tela de juicio la autoridad injustificada tanto de políticos, sacerdotes e incluso oficiales (policía o ejército).

A pesar de todo, señala Kant, su tiempo aún no es el de una civilización ilustrada:

“Si ahora nos preguntamos: ¿es que vivimos en una época ilustrada? La respuesta será: no, pero sí en una época de ilustración. Falta todavía mucho para que, tal como están las cosas y considerados los hombres en conjunto, se hallen en situación, ni tan siquiera en disposición de servirse con seguridad y provecho de su propia razón en materia de religión. Pero ahora es cuando se les ha abierto el campo para trabajar libremente en este empeño, y percibimos inequívocas señales de que van disminuyendo poco a poco los obstáculos a la ilustración general o superación, por los hombres, de su merecida tutela. En este aspecto, nuestra época es la época de la Ilustración o la época de Federico.”
Como podemos notar, aunque Kant admite que aún no es posible hablar de una civilización ilustrada, sí lo es por otra parte, hablar de una civilización en camino hacia la ilustración o una época de la Ilustración. Kant señalará a lo largo de sus ensayos referentes sobre la especulación de la historia que este camino es el camino inevitable de la civilización humana.

Tal vez si Kant hubiera vivido lo suficiente como para conocer la influencia de obras contrailustradas y por demás oscurantistas, como las de Hegel, Fichte y Nietzsche, o como las de los posmodernos como Feyerabend, Foucault, Lacan, etc, podría darse cuenta que en realidad las conjeturas que daba no eran más que sus anhelos sobre el ser humano y no los planes de la naturaleza para la humanidad. Anhelos que en muchas veces se han visto opacados desde distintos frentes (intelectual, político, económico, social, moral y jurídico).

Kant también nos habla sobre las leyes o “principios” naturales que regirán el progreso hacia la civilización cosmopolita, haciendo alusión a que estos principios deben ser juzgados del mismo modo en que son juzgadas las leyes físicas de Kepler y Newton. En Idea de una Historia Universal en sentido Cosmopolita (1784), Kant enumera dichos principios:

1. Todas las disposiciones generales de una criatura están destinadas a desarrollarse alguna vez de una manera completa y adecuada.

2. En los hombres aquellas disposiciones naturales que apuntan al uso de su razón, se deben desarrollar completamente en la especie y no en los individuos.

3. La Naturaleza ha querido que el hombre logre completamente de sí mismo todo aquello que sobrepasa el ordenamiento mecánico de su existencia animal, y que no participe de ninguna otra felicidad o perfección que la que él mismo, libre del instinto, se procure por la propia razón.

4. El medio del que sirve la Naturaleza para lograr el desarrollo de todas sus disposiciones es el antagonismo de las mismas en la sociedad, en la medida que ese antagonismo se convierte a la postre en la causa de un orden legal de aquellas.

5. El problema mayor del género humano, a cuya solución le constriñe la Naturaleza, consiste en llegar a una sociedad civil que administre el derecho en general.

6. El problema 5 es el más difícil y el que más tardíamente resolverá la especie humana.

7. El problema de la institución de una constitución civil perfecta, depende, a su vez, del problema de una legal relación exterior entre los estados, y no puede ser resuelto sin este último.

8. Se puede considerar la historia de la especie humana en su conjunto, como la ejecución de un secreto plan de la Naturaleza, para la realización de una constitución estatal interiormente perfecta, y con este fin, también exteriormente, como el único estando en que aquella puede desenvolver plenamente todas las disposiciones de la humanidad.

9. Un ensayo filosófico que trate de construir la historia universal con arreglo a un plan de la Naturaleza que tiene hacia la asociación ciudadana completa de la especie humana, no solo debemos considerarla como posible, sino que es menester también que lo pensemos en su efecto propulsor.

He aquí el intento de Kant por establecer las leyes naturales de la historia, marcando así el estudio de una disciplina indispensable, en un primer momento, en la corriente del idealismo alemán y después en las concepciones materialistas y realistas como las del marxismo y sus derivadas, así llegando al final a ser parte de la epistemología que, más que especular sobre el devenir de la humanidad, se concentra en la gnoseología, la metodología, la semántica, la lógica, la ontología y la ética de la disciplina histórica.

Es importante resaltar el cómo es que en la mente de Kant, una mente que pocos dudarían que sea propia de la era de la Ilustración, mantiene vivos como fundamento la vieja teleología aristotélica defendida por la escolástica medieval. La idea de una causa final de la existencia de la civilización siguió siendo parte de doctrinas que se dijeron puramente materialista, como las del marxismo. Pero sigamos con Kant.

Kant seguiría generando obras dignas de mención, como su ensayo especulativo sobre el origen del hombre, en el que trata de entender de forma secular el mito bíblico del Génesis, o las especulaciones sobre el día del juicio final y cómo lo que se menciona después de este sería lo que Kant señala como el inevitable devenir del progreso humano, descrito por las “leyes” ya numeradas.

Kant es un autor fascinante que, a diferencia de otros que se dedicaron a la especulación, resulta ser claro y preciso, mostrando un profundo conocimiento en naturalismo, historia, filosofía, política e incluso religión; a la vez que muestra sus anhelos y prejuicios heredados de una tradición de más de un milenio. Con todo, además de deberle en gran medida el curso que seguirían disciplinas como la gnoseología, la metafísica, la estética, la ética y la epistemología, también estamos en deuda por la creación de una disciplina por demás fascinante: la filosofía de la historia.

Hoy en día, hablar de filosofía especulativa de la historia (como las de Kant, Fichte, Hegel, Marx, Collingwood, etc.) es hacer sencillamente mala filosofía. Si bien, el tratar de comprender el cómo no es posible hablar de "leyes de la historia" que nos ayuden a descifrar el devenir humano (idea que también ha inspirado pseudociencias como la futurología) representa un área de estudio interesante, el buscar hacer un sistema de normas teleológicas como las de Kant es separarse por completo de la realidad.

En resumen:
Immanuel Kant, el último grande la Ilustración, inspirado en los logros de la física de su tiempo, buscaría crear un sistema que pudiera descubrir las leyes de la historia y de este modo, predecir el devenir humano. Aunque como podemos notar, varios siglos después de las obras especulativas de Kant, que fracasó en su intento, lo cierto es que su línea de investigación especulativa sería la cuna de una disciplina de vital importancia en la actualidad: la filosofía de la historia.

*El presente escrito es una reseña (corregida y aumentada) de la antología de Immanuel Kant Filosofía de la Historia, que presenté en el Seminario sobre Kant en el ciclo 2014 A en la carrera de Filosofía, CUCSH, U de G.

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