"Mucha gente preferiría morir antes que pensar. De hecho, lo hacen" Bertrand Russell.

viernes, 7 de febrero de 2014

La hipótesis Dios o el error de Dawkins, segundo round*


Debido a la lluvia de críticas que se dejaron venir en mi último artículo (algo que, contrario a lo que puedan pensar, me fascina) y ya que gran parte de estas, considero, se encuentran mal fundamentadas o se derivan de una mala lectura, decidí escribir esta breve nota aclaratoria sobre los principales puntos que se me criticaron: 


*Dawkins no dijo eso. Pareciera que solo porque en el título aparece el apellido del famoso biólogo evolutivo Richard Dawkins, muchos o pensaron que estaba haciendo una crítica únicamente a las palabras del conocido científico, o de verdad hay muchos que sienten una ofensa el que no se cite textualmente una afirmación que se sabe es defendida por autores como Dawkins desde hace bastante tiempo. Así, me salieron con que el artículo era poco riguroso por no citar dónde es que Dawkins expresa que Dios es una hipótesis (una crítica que asumo como válida y la acepto), junto a otros que me señalaron que otros autores como Carl Sagan ya hablan de "la hipótesis de Dios" (no estoy muy seguro qué me demuestran con eso, pero bueno, continuemos).

Antes de seguir, me gustaría dejar la cita que viene en el libro El Espejismo de Dios, capítulo dos, titulado por cierto, "La hipótesis de Dios" (el remarcado en negrita es mío):

"La Hipótesis de Dios no debe pararse o caer con su más inadorable evidencia: Yaweh, tampoco con su insípidamente opuesto rostro cristiano, “el gentil Jesús, dócil y suave”. (Para ser justo, esta débil persona, le debe más a sus seguidores victorianos que al mismo Jesús. ¿Podría algo ser más nauseante que las sentimentaloides expresiones de la Sra. C. F. Alexander de que. “Todos los niños cristianos deben ser / dóciles, y obedientes como él?) No estoy atacando las cualidades particulares de Yaweh, o de Jesús, o de Alá; ni de ningún otro dios específico como Baal, Zeus o Wotan. En vez de eso, debo definir la Hipótesis de Dios, más defensivamente:

Existe una inteligencia sobrenatural, súper-humana que deliberadamente diseñó y creó el universo y todo lo que hay en él; incluyéndonos a nosotros.
Cualquier inteligencia creativa, de suficiente complejidad para diseñar cualquier cosa, llega a existir sólo como el producto final de un extendido proceso de evolución gradual.
[...]
Para no sorpresa, debido a que está fundamentado en tradiciones locales o revelaciones privadas en vez de evidencias, la Hipótesis de Dios viene en muchas versiones. Los historiadores de la religión reconocen una progresión desde los primitivos animismos tribales, pasando por politeísmos como aquellos de los griegos, los romanos y los normandos, hasta monoteísmos como el Judaísmo y sus derivados, el Cristianismo y el Islam."

El
razonamiento que expresa Dawkins, desde luego, no es exactamente original. Otros autores, bajo las mismas premisas, aseguran que los dioses deben ser considerados como hipótesis científicas que además pueden contrastarse, verificarse y refutarse. Un ejemplo de ello es el físico Victor Stenger, autor del libro Dios: la hipótesis fallida y de este artículo titulado "The God Hypothesis" (se los pongo en caso de que al rato alguien vuelva a decirme que Stenger no dice eso).

Retomando la argumentación, la lógica para decir que los dioses son hipótesis científicas es la siguiente: si algún dios personal existe y este interviene en el universo, entonces debería existir una "huella" empírica medible, que pueda demostrar su existencia. Las variadas doctrinas religiosas aseguran que estas "huellas" existen, y estas no son otras más que los milagros. Pero los milagros que hasta ahora han sido analizados (desde los tiempos de Hume hasta las investigaciones de Joe Nickell) no demuestran la existencia de ningún dios; solo prueban la ignorancia y el fervor de las personas que creen en éstos. Otros nos dicen que los libros sagrados (la Biblia, el Corán... ¿habrá quien diga que el Popol Vuh también?) y las historias que estos contienen, son evidencia de la revelación y la intervención divina. Sin embargo, no hay pruebas que demuestren que algún libro que se presuma de origen sagrado en realidad provenga de la supuesta revelación, y en cambio, libros como la Biblia solo muestran relatos, conocimientos y mitos propios del lugar y la época en que se escribieron. Sabemos que relatos como los descritos en el Génesis, el Éxodo y del Deuteronomio, probablemente nunca ocurrieron; sabemos eso ya que estos mitos contradicen lo que sabemos en biología, geología, historia y cosmología.

Pero de aquí, autores como Stenger concluyen que dado que no hay pruebas de que ninguno de este tipo de reclamos sean reales, y que el universo "se comporta justamente como supondríamos que se comportaría si Dios no existiera", podemos asegurar que la hipótesis Dios es refutada por el conocimiento científico. Esta es la misma opinión, no solo de Richard Dawkins y Victor Stenger, sino también de Sam Harris, Jerry Coyne, PZ Myers, etc. Pero hay varias razones para pensar que este es un razonamiento erróneo. Antes de explicar por qué es un razonamiento erróneo, me gustaría seguir aclarando el punto sobre si Dawkins dijo o no que Dios es una hipótesis.

La primera impresión que me vino al leer los comentarios de este tipo, fue el de plantearm la pregunta: "¿Y? ¿Se supone que eso nos dice qué sobre el punto central de mi escrito?" Sinceramente desmotiva ver cómo algunos pueden distraerse con el nombre del título, dejando de lado el punto principal: el debate sobre si lo sobrenatural puede considerarse como hipótesis científica. El nombre del título sirve para atraer a un cierto tipo de público interesado en temas concretos. Al colocar las palabras "hipótesis", "Dios", "error" y "Richard Dawkins", ya sabía más o menos a qué tipo de personas iban a estar interesadas en estos temas: aquellos que tienen interés en la ciencia, el ateísmo... y también podría atraer algunos de sus detractores. O sea, el mencionar estos puntos se puede ver como una estrategia para "vender." El que ahora este escrito lo titulara con palabras como "impostura", "dawkiniano" y "Richard Dawkins" lo hice con el mismo propósito, así que no se vayan a ofender por lo de "impostura dawkiniana", solo lo escribí así para encender un nuevo debate.

Si Dawkins dijo o no eso, no era ni de cerca el punto principal, aunque sí pido una disculpa por no ofrecer la cita textual.

Volviendo al razonamiento que muestran Dawkins y Stenger: es erróneo y eso sí se puede probar. En primer lugar, las afirmaciones religiosas no pueden ser consideradas tampoco como evidencias de tipo científica, ya que estas no se acercan ni siquiera a lo que es un hecho científico. Todo lo contrario, las afirmaciones religiosas son, al igual que la idea de los dioses, indemostrables. Si un creacionista de la Tierra joven asegura que la Tierra tiene solo 6, 000 años de antigüedad, un geólogo que comparte el mismo pensamiento de Dawkins et.al., pensará que esta afirmación, al ser una afirmación aparentemente sobre el mundo real (sobre nuestro planeta), puede ser analizada y puesta a prueba. El geólogo concluirá gloriosamente asegurando que demostró que el creacionista se equivoca porque existen evidencias geológicas, paleontológicas y cosmológicas (como los meteoritos) que demuestran que la Tierra tiene por lo menos 4, 000 millones de años.

Lo cierto es que ni el geólogo, ni Dawkins, ni Stenger, podrían demostrar que la Tierra no tiene 6, 000 años solamente. ¿Le parece que miento? Bueno, entonces dígame, ¿qué clase de prueba podría aportar si el creacionista nos dijera que las evidencias que prueban la antigüedad de la Tierra en 4, 000 millones de años, en realidad son ilusiones puestas, ya sea por Dios o por el diablo, para confundirnos? Preste atención, se le está preguntando sobre alguna prueba verificable que demuestre que las evidencias geológicas no son ilusiones puestas por una fuerza sobrenatural. ¿Notó por qué es un problema imposible de demostrar? Si ahora le pido alguna prueba verificable que demuestre que una tetera no orbita al rededor de Marte, o si le pidiera evidencias que demuestren que no existe el Monstruo de Espagueti Volador, ¿podría aportar alguna? No.

Todas estas preguntas no son preguntas de tipo empírico que pueden ser verificables, aunque el lenguaje y la estructura en la que se enuncian nos lo hagan parecer así. Todas estas preguntas, desde las del creacionista hasta Monesvol son negativos, y por la misma lógica, no puede demostrarse un negativo. Podemos tener pruebas que nos señalan que la Tierra tiene 4, 000 millones de años, pero no podemos demostrar que estas pruebas no son una ilusión. Este truco retórico suele ser usado por los creacionistas, y gracias a militantes del ateísmo que sí creen que pueden demostrar que las afirmaciones creacionistas son falsas, es que un debate con creacionistas termina en un montón de sinsentidos irrelevantes (lo sé por experiencia).

Para evitar caer en este truco retórico es que se apela a la carga de la prueba, siendo el creacionista el que tiene la obligación de demostrar que la Tierra tiene 6, 000 años y no su contrario en demostrar que la Tierra no tiene 6, 000 años. Sin embargo, este truco retórico nos muestra la razón principal por la que las afirmaciones sobrenaturales no son hipótesis científicas: por más que uno quiera, son imposibles de demostrar o desmitificar, y por su vaguedad, siempre tendrán alguna salida de escape retórica que las hace infalsables.

*No soy promotor del diseño inteligente. Algo curioso que me llegaron a comentar, es el por qué no debemos enseñar el creacionismo del diseño inteligente (DI), y de por qué debemos combatirlo. Lo que les tengo que decir: yo sé bien por qué no se debe enseñar el DI en las escuelas y por qué no tiene lugar en espacios académicos. Porque el DI no es científico y sus afirmaciones no son hipótesis científicas.

Lo que yo trataba de ejemplificar, con algo de humor, era que basados en la idea de que lo sobrenatural puede ser tratado como hipótesis científica, entonces, el DI al tener principios exclusivamente sobrenaturales debería ser enseñado a las escuelas, ya que, después de todo, sería una hipótesis científica. Sin embargo, todos sabemos que eso no puede ser porque (y repito) lo sobrenatural no puede ser tratado como hipótesis científica.

No soy un defensor del creacionismo ni nada parecido, de modo que gracias por sus explicaciones, pero las conozco bien. Estoy de su lado, se los juro.

*El dragón del garaje
. Más de un comentario, tanto en la entrada como en redes sociales, me llegaron hacer referencia a la mítica historia que Carl Sagan nos muestra en su magnífico ensayo "Un Dragón en el Garaje." Por alguna extraña razón, parece que algunos vieron en el metafórico ejemplo del dragón de garaje de Sagan, la demostración de que los dragones de garaje son hipótesis científicas y que estas son refutadas con evidencias científicas. Es en este momento en el que "el espíritu" de Sagan se da un golpe fantasmagórico en su fantasmagórica frente.


 
Tu razonamiento hizo enojar
a Carl Sagan.
Si algo nos mostró Sagan en ese bello escrito (incluido como el capítulo 10 de El Mundo y sus Demonios), fue que existen afirmaciones que, por más ridículas que nos puedan parecer, no podemos demostrar que no ocurren. Pero el que no podamos demostrar un negativo, no significa que la creencia que negamos sea verdad. Si alguien nos dice que hay un dragón de garaje, es él quien tiene la carga de la prueba, no los que dudamos seriamente de sus facultades mentales. Lo mismo ocurre con las afirmaciones sobrenaturales. No es que podamos o debamos refutar la no existencia de algo, ni mucho menos considerar una creencia como una hipótesis científica; sino que quien afirma la existencia de algo de tipo sobrenatural, tiene la obligación de demostrarlo. Pero lo sobrenatural, por definición, no es algo que se pueda demostrarse de forma empírica, por tanto, las ideas sobrenaturales se descartan por ser irrelevantes y por no decirnos nada sobre nuestro mundo.

*Existen evidencias que demuestran que los dioses no existen. En una respuesta en facebook, me citaron un enlace titulado "Pruebas de que dios no existe." El escrito es la traducción que el autor del blog De Avanzada, David Osorio (uno de mis ciber-contactos a quien estimo), hizo de un fragmento de un artículo del ya citado Victor Stenger. El artículo original (aquí paso su enlace) se titula "Testing the God Hyphtesis." En éste, Stenger nuevamente asegura que las versiones occidentales de un dios personal, resultan ser modelos teóricos o hipotéticos que pueden ser refutados por la evidencia científica.

Lo que hace en realidad Stenger es combinar una serie de razonamientos lógicos junto con lo que sabemos en ciencia sobre el origen del universo, la Tierra, la vida y el ser humano. Efectivamente, el conocimiento científico de estos temas nos muestran una realidad cautivadora y elegante que prescinde de cualquier idea sobrenatural. Pero lo cierto es que Stenger, hablando en un sentido rigurosamente lógico, no demuestra que un dios personal definido y descrito con ciertos atributos no existe, sino que esa definición es inconsistente y por tanto contradictoria. Eso mismo podríamos demostrar de Santa Claus y de Monesvol, pero no necesariamente demostraríamos con eso que Santa Claus y Monesvol no existen. Por tanto, volvemos a lo mismo: lo sobrenatural no puede ser tomado como hipótesis científica, y no podemos demostrar un negativo.

Al final del escrito en De Avanzada, Osorio nos insinúa que el artículo es una lección para aquellos que "todavía no aceptan que las negaciones no se prueban." En mi humilde opinión, y sugiriendo con el mejor deseo a Osorio, yo en su lugar cambiaría esa frase por una que dijera "para los que todavía no aceptan que el concepto de dios no es inconsistente" o algo así. Un último punto a señalar, es que el artículo, aunque sus conclusiones fueran correctas, lo cierto es que no viene siquiera al tema que mostraba en mi escrito, ya que yo no me estoy refiriendo a si existen o no los dioses, sino simplemente que éstos no son hipótesis científicas.


Algunos me señalaron incluso que es posible estudiar a los dioses. Que bastaba con mirar por ejemplo los estudios en neurociencias, historia y sociología. Y basados en estos, ¿podríamos decir que los dioses no existen? ¿O demostramos que son hipótesis científicas? Pues tampoco. En realidad, lo que es posible, y que se está haciendo en la actualidad, es el estudio científico de la creencia religiosa. Este resulta ser un tema por demás interesante que se está desarrollando y arrojando datos en áreas como la neurología, la psicología evolucionista, la biología y la sociología de las religiones. Existen hipótesis sobre el origen de las creencias, que nos explican de forma elegante que ideas como dioses, espíritus y fuerzas místicas, tal vez tienen un origen evolutivo. Esta es justamente la hipótesis que desarrolla y en la que trabaja el psicólogo Michael Shermer. Pero no es que se estudie directamente a los dioses, sino que se estudia nuestro cerebro, nuestros genes y nuestra historia para tratar de entender por qué creemos en lo que creemos. O sea, nos estamos estudiando a nosotros mismos, no a una firma en la Luna que dice "Yavhé estuvo aquí."

*El que no podamos demostrar que dios no existe, es un asunto de método. Aunque nadie me hizo este tipo de comentario, me gustaría opinar sobre esta tesis, defendida en un artículo del genial blog La Ciencia y sus Demonios. El artículo al que me refiero es "La hipótesis de Dios", escrito por el biólogo J.M. Hernández.

En el escrito J.M. nos explica, con la claridad que lo distingue, que afirmaciones del tipo "la evolución no existe porque mi dios lo dice" son sencillamente ridículas y no sirven ni de argumento, ni de evidencia para nada, y que al final, ideas que como esas, que en apariencia son simples, traen consigo una carga anti-científica que niega toneladas de evidencias que demuestran que la evolución es uno de los hechos mejor corroborados en la historia de la humanidad.

J.M. también nos dice que dios y las afirmaciones sobrenaturales no pueden ser tratadas como hipótesis científicas, porque éstas no se pueden ni demostrar, ni refutar. Pero señala que esto sucede debido a un "problema de método." Antes que me digan que de nuevo estoy siendo poco riguroso, aquí cito la parte donde nos dice que el no poder demostrar a dios es porque:

" [...]El motivo es de puro método. Cualquier disciplina científica se basa -siendo muy reduccionista- en establecer hipótesis sobre hechos observados. Estas hipótesis tienen que poder ser comprobadas o rechazadas mediante algún tipo de experimento u observación inequívoca. Y aquí entra la lógica: no podemos establecer una hipótesis que no podamos contrastar."

Aunque la noción es acertada, no podríamos decir que es por culpa del método científico. El método científico, tal como nos dice J.M., se basa en establecer hipótesis sobre hechos observados que pueden ser comprobadas o rechazadas mediante algún experimento u observación. Este ha sido el método que mejor ha logrado generar conocimientos públicamente verificables en toda nuestra historia, y decir que no se puede demostrar que dios no existe con éste, no se puede derivar la conclusión de que es porque el método tiene una falla o porque sea culpa del método no podes establecer hipótesis que no podamos contrastar.

La razón es de más atrás: el método experimental puede ser aplicado a problemas empíricos, mientras que ideas como los dioses se plantean como problemas conceptuales no empíricos, en los que se puede demostrar invalidez, inconsistencia, arbitrariedad y contradicción, pero no la demostración de su existencia o inexistencia, dado que no estamos hablando de hechos empíricos, sino de conceptos.
Quedando todo esto aclarado, espero que el punto que buscaba mostrar haya quedado bien definido. Debo insistir que, contrario al provocativo título o la presuntuoso que pueda sonar mi escrito, lo cierto es que, en lo personal, es un placer poder responder a personas que, pienso, realmente valen la pena para debatir y compartir ideas.

*El título original con el que publiqué esta entrada decidí cambiarlo, primero, porque me dieron buenas razones para pensar que era un mal título que podía malinterpretarse; y segundo, porque sinceramente ya me cansé que solo opinen sobre el título.

lunes, 3 de febrero de 2014

La hipótesis Dios o el error de Dawkins


"Nada es tan impropio como un filósofo ignorante de la ciencia que afirma que un concepto fundamental de la ciencia está equivocado, excepto tal vez un científico ignorante de un área de la filosofía afirmando que un concepto fundamental de la filosofía es erróneo. Jerry Fodor y Richard Dawkins son niños del cartel para estas dos locuras. Fodor, un filósofo, afirma que la selección natural es un error fundamental. Dawkins, científico, afirma que las cuestiones relativas a afirmaciones sobrenaturales son preguntas científicas." Robert Todd Carroll. 


Luego de tener en claro que el atentado terrorista del 11/09 tuvo motivaciones religiosas, y que además fue ejecutado por fanáticos religiosos, un número considerable de intelectuales decidió romper el silencio de lo "políticamente correcto." Periodistas, filósofos, ensayistas y científicos por igual, comenzaron a hablar sobre cómo occidente no estaba tan alejada del horror del fundamentalismo que se vive en medio oriente. Estas voces comenzaron a tener impacto en la sociedad al abrir viejos debates que no habían sido tan sonados desde los tiempos en que Bertrand Russell cuestionaba los mismos puntos.

Se comenzó argumentar que es justamente la creencia irracional la madre del fundamentalismo, y que éste no solo surge en el Islam. El fundamentalismo religioso es peligroso, pero más peligroso es su origen mesurado: la fe religiosa que carece de evidencias para sostenerse, que plantea una cosmovisión anti-científica y que promueve valores y normas en esencia inmorales o lógicamente incoherentes. Las voces que comenzaron hacer notar estos hechos, fueron fundiéndose en un mismo discurso. Aunque ya asociaciones como American Atheist y el Center for Inquiry buscaban difundir el pensamiento crítico ante las supersticiones dominantes, el debate se avivó con las publicaciones de estos disidentes que ahora ondeaban una bandera de "¡sal del closet!", mensaje dirigido a todos aquellos que tenían las mismas intuiciones pero que por miedo o por "respeto" no se habían atrevido hablar.

Así fue como surgió lo que más tarde sería reconocido como el nuevo ateísmo, un movimiento de activismo social (más que intelectual), que busca despertar la duda en la mente del ciudadano promedio y que denuncia las creencias religiosas como supersticiones que alientan una serie de comportamientos inmorales, además de dejar en claro que estas carecen de toda validación científica. Aunque por nuevo ateísmo no se puede entender ni un tipo de club en el que se establecen principios canónicos, sí es posible aceptar que todo aquel que se pueda identificar como un "nuevo ateo" piensa que la defensa del estado laico, la racionalidad y la denuncia de la charlatanería supersticiosa  son valores importantes para una sociedad libre y secular. 

Entre los nombres con los que más se identifica este movimiento, se cuentan algunos de los intelectuales más populares de la actualidad como Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Sam Harris, Daniel Dennett, Victor Stenger, Jerry Coyne, PZ Myers, Michael Nowdow, Byll Maher, Pat Condell y Steven Weinberg. Tiempo después, nombres como los de Michael Shermer, James Randi, Adam Savage, Steven Pinker y Lawrence Krauss, también serían asociados a este movimiento. Desde luego que, además de tener apologistas y teólogos renegando sobre esto, intelectuales que podríamos identificar cómicamente como "viejos ateos" critican varias de las afirmaciones que se lanzan desde el nuevo ateísmo. 

Richard Dawkins es posiblemente el más famoso de todos los autores ya mencionados. Además de ser una leyenda de la divulgación científica (comparable a otros grandes como Carl Sagan, Isaac Asimov y Stephen Jay Gould), y uno de los biólogos más controvertidos luego de la publicación de El Gen Egoísta, en el que propone la teoría del meme como explicación de la evolución cultural, Dawkins es un pensador crítico y un ateo militante de respeto. En 2006 publicó su más célebre obra El Espejismo de Dios, en el que con un lenguaje sencillo y cautivador, argumenta sobre la invalidez de las creencias religiosas, la importancia de reconocerse ateo en una sociedad tolerante y abierta, y cómo el ser ateo no significa en lo más mínimo ser una mala persona. Todos estos puntos le han sido reconocidos al genio de Dawkins, al inspirar nuevas generaciones de librepensadores y defensores del Estado laico. Personalmente, admiro a Dawkins por estos puntos.

Pero en El Espejismo de Dios Dawkins afirma que explicar fenómenos o cuestiones filosóficas como la clásica "¿por qué hay algo en vez de nada?" con los dioses, es hacer una hipótesis científica que puede ser refutada con la evidencia empírica, o que por lo menos, es posible descartar dicha hipótesis por ser demasiado compleja y no tener evidencias que las sostenga. En pocas palabras pues, Dios es una hipótesis. Suponiendo que Dawkins (apoyado por otros como Shermer, Harris, Coyne, Stenger, Myers, etc) tuviera razón, Dios es una cuestión de tipo científica. Si usted es un partidario de estas ideas, seguramente pensará "¿qué hay de malo en eso?"

Existen tres buenas razones para pensar que los dioses (y lo sobrenatural en general) no son una cuestión científica, y que por tanto Dawkins se equivoca: 

1. Implicación lógica. Si las explicaciones sobrenaturales como la de los dioses, almas, espíritus o la reencarnación, son en efecto hipótesis científicas que por tanto pueden ser estudiadas de forma científica y que entonces, es posible refutar o validar alguna de estas ideas por la evidencia, ¿por qué oponerse entonces a que cosas como el diseño inteligente se muestren en las escuelas públicas? No debería existir objeción alguna en presentar al diseño inteligente como una teoría alternativa a la evolución, pues ambas mostrarían un cuerpo de hipótesis científicas que deberían ser analizables, y en ambos casos podrían ser verificables de forma pública, ¿no?

Siguiendo este hilo lógico, sería igualmente válido enseñar la reencarnación, la vida después de la muerte, el alma, los poderes psíquicos y los fantasmas (también el pastafarismo) como explicaciones científicas. Ojo, el que sean falsas o no, dependería de la evidencia a favor y en contra que se pudiera encontrar para cada caso, pero lo cierto es que esto no sucede así en el mundo real, ¿verdad? En el mundo real, aquellos que afirman que se puede demostrar científicamente un diseño inteligente, la existencia del alma o cosas similares, es tachado de pseudocientífico porque realmente no hace ciencia. ¿Pero por qué decimos eso? Sencillo, porque las especulaciones sobre el diseño inteligente, el alma o la vida después de la muerte no son especulaciones científicas.

Entonces, ¿cómo deberíamos juzgar la afirmación de Dawkins (y compañía) cuando nos dice que los dioses son cuestiones científicas? Por la misma razón en que decimos que el diseño inteligente no es ciencia y que cualquier intento de hacerlo ver como tal es pseudociencia, deberíamos concluir que afirmar que Dios es una hipótesis científica no es una afirmación científica, y que hacerla pasar como tal es pseudocientífico.

2. Lo sobrenatural no es una cuestión científica. Siguiendo la conclusión del anterior razonamiento, deberíamos explicar por qué (además de lo que tendría que implicar en la práctica educativa y de investigación) las afirmaciones sobrenaturales no son cuestiones científicas. Ok, ¿Por qué no lo son? Porque ninguna de esas especulaciones puede ser sujeto de prueba o análisis. No es posible refutar ni validar la existencia de un diseñador que creó el universo, del mismo modo que no es posible refutar ni validar la existencia del ratón de los dientes; si acaso, es posible refutar algunas formas de interpretar al diseñador (como por ejemplo, en base al hecho de la evolución y que hay evidentes señales de imperfección en los organismos vivos. Así sería posible decir que el diseñador o es imperfecto o no le importó hacer bien su trabajo o posiblemente no existe), pero es imposible refutar la existencia del diseñador propiamente dicho. 

Uno podría decir: "¡pero la carga de la prueba dice que es el que afirma y no el que niega o duda el encargado de demostrarlo!" En efecto, pero una afirmación sobrenatural no puede ser demostrada, porque estas no son afirmaciones empíricas. Si estamos pidiendo a los vendedores de humo que comprendan esto, ¿por qué racionalistas como Dawkins no lo habrán entendido? Ya desde los tiempos en que David Hume reflexionaba sobre el empirismo como fundamento del conocimiento, se sabía este punto. No importa cuántas evidencias puedas aportar para desmentir algún punto sobre alguna creencia, la creencia sobrenatural, por ser justamente una creencia de tipo sobrenatural (metafísica), siempre puede modificarse de tal forma que el contenido se mantiene intacto, infalsable.

Es posible señalar que las explicaciones sobrenaturales no se ajustan con la realidad o la complican de más, haciendo que las explicaciones científicas, al ser explicaciones racionales basadas en la evidencia empírica, sean más certeras respecto a la descripción de fenómenos del mundo real. Este es más o menos el razonamiento de Dawkins: existen fuertes argumentos empíricos contra la existencia de dioses, pero de aquí, llega entonces a la conclusión de que los dioses son una cuestión empírica.

3. Diferencia entre un problema conceptual y un problema empírico. La última razón, en realidad, resulta ser la más importante y esclarecedora.  Si las especulaciones sobrenaturales no son problemas o especulaciones empíricas, ¿qué son entonces? ¿Cómo podrían ser analizadas? El profesor retirado de filosofía de Sacramento City College, Robert Todd Carroll en la segunda parte de su ensayo "Can Science Decide the God Question?" se cuestiona sobre el asunto:
¿Qué conocimiento científico o prueba empírica podría falsificar el concepto de una consciencia no-física eterna con el poder de crear cosas de la nada? Tenga en cuenta que este ser puede manifestarse de la misma forma en que el universo se manifiesta. Se puede argumentar que tal ser sería superfluo, o que su existencia no es cuestión que la ciencia pueda determinar. Uno podría hacer muchas afirmaciones acerca de este ser y algunas de esas afirmaciones podrían presentarse improbables o falsas por ser incompatibles con el conocimiento científico actual, o por ser internamente inconsistentes (es decir, lógicamente contradictorias o lógicamente inconsistentes).
Carroll da un ejemplo  sobre este punto, pero trataré de dar uno distinto. Pensemos en ese concepto de una "consciencia no-física eterna con el poder de crear cosas de la nada", y agreguemos a la definición el hecho que esa consciencia es infinitamente buena. Uno pensaría entonces que esta consciencia, llamada Dios, es omnipotente e infinita bondad. Pero si es omnipotente e infinitamente bueno, ¿por qué creó un universo en el que existe el mal? Uno podría invocar otro tipo de "consciencia no-física" de menor nivel que la primera (creada también por la primera consciencia no-física) y llamarla satanás; y entonces decir "el mal es la prueba de la actividad de satanás" o el "mal es la ausencia de Dios (la mera consciencia no-física)." La cuestión no quedaría resuelta aquí ya que se presenta un nuevo problema lógico: si Dios creó a satanás aun sabiendo que éste sería el causante del mal en el universo que también creó, ¿no haría responsable a Dios por el origen del mal ya que él sabía que satanás sería malo y causaría el mal en el universo? ¿No sabía acaso que su "ausencia" causaría el mal?

Hasta aquí podríamos concluir que la definición de una consciencia no-física creadora de cosas y que es infinitamente buena, no es consistente pues resulta en contradicción. ¿Acaso tuvimos que invocar a la evidencia empírica o al conocimiento científico para llegar a esta conclusión? No, y eso es justamente lo que define a un problema conceptual no empírico. Un problema que puede ser abordado desde la lógica y la filosofía, pero que no necesita un análisis científico por ser 1) innecesario y 2) porque el problema no es de tipo científico como para poder ser analizable de forma científica.

Hasta aquí, podemos concluir que, si bien, el conocimiento científico nos ayuda para desechar las explicaciones sobrenaturales, además que es posible estudiar de forma científica el fenómeno religioso como un fenómeno cultural (e incluso ya se comienzan a estudiar los fenómenos culturales como fenómenos naturales derivados de la evolución cultural), las afirmaciones e ideas sobrenaturales no son hipótesis científicas y no lo parecen tampoco. El tema podría dar para más, hasta el punto de analizar el problema de definir correctamente qué es una hipótesis científica, pero confío en que el punto central, el error de Dawkins (y otros), quedó aclarado. Vamos, tengo fe en que saben razonar.


En resumen:
Contrario a lo que científicos como Richard Dawkins piensan, las explicaciones sobrenaturales, como la idea de dioses, no son explicaciones científicas que puedan ser refutadas o verificadas mediante alguna forma de metodología científica.  La ciencia puede ayudarnos a descartar estas afirmaciones por carecer de evidencias pero no es posible demostrar con evidencias verificables que estas ideas son falsas o inexistentes, del mismo modo que no podemos demostrar que el ratón de los dientes no existe.



sábado, 1 de febrero de 2014

¿Qué es una persona?

La pregunta del título tal vez hizo que levantara una ceja, hiciera una mueca burlona y pensara "¿qué clase de pregunta es esa?" Tal vez le pareció de esas cosas obvias que pocas veces (o ninguna) se ha llegado a preguntar, porque parece tener una respuesta obvia y que por tanto, es una pérdida de tiempo siquiera pensar el tema. Posiblemente pensó "por preguntas inútiles cómo estas es que ya no quieren a la filosofía en la educación pública."

Sin embargo, pensemos por lo menos un par de minutos en este tema: ¿qué es una persona? ¿En qué tipo de clasificación entra el concepto de persona? ¿Qué implica ser una persona? Desde luego, tal vez primero quiera preguntarse ¿qué importancia puede tener el saber qué es y qué implica ser una persona? En primer lugar, el debate sobre el tema ha cobrado algo de fuerza en los últimos tiempos debido a algunas campañas y organizaciones que abogan porque especies como delfines y chimpancés sean tratados e identificados como "personas." El gobierno de la India, por ejemplo, reconoce a los delfines como "personas no humanas."

En España el Proyecto Gran Simio (PGS) busca que a chimpancés y gorilas se les reconozcan derechos por ser (de acuerdo a sus promotores) homínidos, y que como tales, merecen poseer derechos que garanticen su bienestar. Como vemos, el tema se empieza a cuestionar con el objetivo de legitimar los derechos de los animales, un tema polémico, que después trataré de aportar mis humildes críticas al asunto. Por ahora concentrémonos en el tema principal: ¿qué es una persona? ¿Por qué se busca que otras especies animales sean reconocidas como personas?

La insistencia en reconocer a otros animales como personas, se debe principalmente porque parece ser que cuando uno habla de personas, es como si hablara de una clase de categoría o estatus que le hace poseedora a preservar su bienestar. Se tiene "el derecho" al bienestar cuando se es una persona. Otro motivo, más que nada de tipo retórico, es en el que se afirma que el concepto es demasiado vago, es decir, podemos hablar de "personas físicas", "personas morales", "personas jurídicas" haciendo alusión no a individuos, sino a organizaciones, de modo que, ¿por qué no identificar individuos de otras especies como personas?

De acuerdo a la primera definición que ofrece el Diccionario de la RAE, una persona se define sencillamente como un "individuo de la especie humana." Pero lo cierto es que el concepto se usa para designar no solo individuos, sino conjuntos de individuos (asociaciones, empresas, etc), por lo que decir que se refiere a un individuo no puede ser correcto. 

Algunos podrían pensar en definir el concepto de persona a partir de lo que se le atribuye y de por qué se le atribuye. Decíamos que parece común entender que una persona, por el hecho de ser persona, es poseedora del derecho al bienestar. El bienestar se suele buscar cuando un individuo es consciente o tiene la capacidad de discernir entre lo que le causa placer y lo que le causa dolor. O sea, lo que lo daña y lo que lo beneficia. Esto ocurre solo aquellas especies con un sistema nervioso desarrollado hasta cierto punto. Usualmente pensamos que los seres humanos somos el ejemplo idóneo que engloba estas características. Por tanto, los seres humanos, por ser en efecto humanos, son personas, y como tales, tienen derecho a resguardar su bienestar. Suena bien todo esto, ¿no?  En todo el tema usamos varios supuestos y conceptos que no solo podrían aplicarse a la especie humana. Si decidimos que el razonamiento anterior es más o menos lo que define una persona, estamos en la obligación de aceptar entonces, que por persona no solo se puede entender un individuo de la especie humana. Animales como primates, delfines, y otros tipos de mamíferos podrían encajar bien en el concepto.


También quedan otras cuestiones sobre el tema, traídas no desde la filosofía o la psicología, sino desde la ciencia ficción: si algún día llegamos a ser contactados por extraterrestres, ¿aceptaremos que aquellos seres también son personas? Si algún día logramos crear robots conscientes capaces de sentir, ¿podremos decir que también son personas? ¿Puede ser considerado un humano clonado como persona? Todos estos sujetos son conscientes, son capaces de sufrir y sentir bienestar, todos pensarían en que sería injusto el que se les negaran derechos, normas y obligaciones morales, serían capaces de discernir sus diferencias... en fin, ¡harían lo que las personas hacen!

Una persona entonces, sería un individuo con derechos y normas morales, pero no necesariamente implica esto que pertenezcan a la especie humana. ¿Entran entonces las especies animales como los chimpancés y los delfines en la categoría de personas? Si regresamos un par de párrafos atrás, podríamos encontrar que sería más fácil reconocer a un extraterrestre o a un androide como personas, que las mencionadas especies animales. La definición que hasta ahora hemos manejado de persona, como ya se dijo, tiene ciertos presupuestos que pueden ser debatidos, y que en realidad se han debatido. Las características necesarias para que un individuo sea considerado como persona, suelen ser variadas: inteligencia, libre albedrío, consciencia de sí mismo, un alma, etc. La lista puede crecer a su gusto.

Pero para poder resolver la cuestión, debe pensarse en las características necesarias y que además, las que sabemos que existen (el libre albedrío, el derecho natural o el alma quedarían descartadas entonces). También sería conveniente analizar cómo es que el significado persona se entiende en la sociedad. En esta distinción es posible identificar el hecho que una persona no puede definirse ni como propiedad ni como animal doméstico. De hecho, son tres conceptos que se manejan en Derecho y filosofía del derecho para dejar en claro dilemas judiciales y morales.

Una propiedad es un tipo de ente o cosa que una persona puede adquirir o desechar a su antojo, dependiendo de sus necesidades particulares. Los animales domésticos, aunque por siglos se les ha visto como propiedades, lo cierto es que no pueden ser considerados como tal, ya que son organismos sintientes independientes que pueden sufrir. Provocar el sufrimiento de forma injustificada o justificándolo de forma amoral es, por definición, inmoral. Por tanto, hoy en día, gracias al desarrollo de la disciplina del Derecho animal (ojo, derecho animal no derechos de los animales), está penado tanto jurídica o moralmente el causar sufrimiento a especies animales "no humanas" (tal como a los activistas les gusta referirse), pero no son reconocidos como personas.  Aquí es donde regresamos a la pregunta: ¿qué se necesita para ser una persona?

David L. Anderson, profesor de filosofía de la Universidad Estatal de Illinois y director de The Mind Project (un proyecto educativo de filosofía de la mente y ciencias cognitivas, con orientación al funcionalismo), explica en su ensayo "What is a person?" (siguiendo la línea de razonamiento del comandante Maddox de Star Trek, durante un juicio) que las características para definir a una persona como "cualquier entidad que tiene el derecho moral de la libre determinación", son la inteligencia, la consciencia y el conocimiento (de sí mismo). ¿Podemos decir que existen especies animales, además de la especie humana, que puedan ser consideradas inteligentes? La respuesta, para muchos, es obvia: claro que sí. Pero las cosas se pueden complicar a la hora de preguntarnos si existen especies animales que sean conscientes y más aún, que tengan conocimiento de esa consciencia (autoconsciencia, pues). Sin estas dos, parecería imposible, primero que el individuo de la especie en cuestión sea poseedora de algún derecho (o agencia moral), ni siquiera podría ser consciente del hecho de no poseer derechos, no sería autónomo, y tampoco podríamos decir que el individuo tenga intereses personales (como el interés por su bienestar).

Pero entonces, podemos cuestionar las características necesarias que el comandante Maddox, digo, el profesor Anderson describe. ¿Es necesario que la persona se auto-reconozca o sea consciente de ser persona para poder serlo? Si así fuera, ¿por qué? De forma sencilla, y para no hacer demasiado largo esto (recuerde que mi objetivo es mostrar una introducción a estos temas filosóficos, no presentar nuevas propuestas que les den solución en todo un manifiesto), diremos que sí, es necesario que así suceda por lo menos en algún momento de la vida del individuo al que se busca definir como persona. Recuerde que el concepto persona busca hacer referencia a "algo más" que solo identificar un individuo o un sujeto, sino que además lo hace poseedor de valores morales, normas y derechos específicos. Pero las investigaciones en neurociencias en el área de la zoología han demostrado que especies como los delfines son capaces de aprender y enseñar ese conocimiento a nuevas generaciones, presentan una personalidad propia, e incluso se ha llegado a concluir que son capaces de pensar a futuro.

¿Estará un delfín consciente de todo lo anterior? Aún si se demostrara que no, ¿un delfín podría ser considerado una persona? Recordemos que el concepto ya establecido hasta ahora de persona es el de cualquier entidad que tiene el derecho moral de la libre determinación. Si el delfín no es capaz de pensar en sus intereses y en preservarlos, además que ni siquiera sabe que no es capaz de pensar en dichos asuntos, ¿cómo podríamos decir que es una persona? Pero, ¿si se demostrara que sí es autoconsciente? Basados en lo ya establecido tendríamos que aceptar que los individuos que pertenecen a la especie de los delfines son personas. Sin embargo, hasta ahora no hemos llegado a ese punto.

Los problemas aquí no terminan. El tema aún da para mucho más, gracias a los estudios en neurociencias, biología evolutiva, psicología social, sociología, informática, inteligencia artificial, además de derecho, semántica, lógica y filosofía de la mente. Los conceptos manejados en el debate (como autodeterminación, consciencia, derecho, inteligencia, experiencia, etc), son bastante complejos, y es necesario el aclarar cada uno. Como vemos, cuestionarse sobre qué es una persona, resulta en un ejercicio de profunda reflexión que cada vez se complica más. Si algo podemos concluir de todo esto, es que el concepto de persona no parece estar lógicamente conectado a la concepto de especie humana.


En resumen:
Definir qué es una persona no solo resulta en un complejo problema filosófico, sino que además presenta implicaciones lógicas en las que de una u otra forma, si nos basamos en el conocimiento obtenido gracias a la investigación en diversas áreas, estamos obligados a concluir que el concepto puede extenderse más allá de solo utilizarse para definir un individuo de la especie humana. Sin embargo, de ahí no se deriva que especies animales que no cumplen con todas las características del concepto, puedan reconocerse a sus individuos como personas.