"Mucha gente preferiría morir antes que pensar. De hecho, lo hacen" Bertrand Russell.

miércoles, 2 de abril de 2014

Hipótesis filosóficas en la ciencia II: la realidad tiene una estructura de varios niveles

Continuando con la explicación de las hipótesis filosóficas dentro de la investigación científica, Mario Bunge nos habla del pluralismo (término que con el tiempo sustituiría por el de sistemismo y que va íntimamente ligada a la de emergentismo, concepto definido por la segunda hipótesis ontológica de la que Bunge habla en el segundo párrafo) en la ciencia. La existencia de niveles o sistemas y que de uno puede surgir otro (como del sistema físico emerge el sistema químico y de este emerge el biológico) pone en jaque tanto a doctrinas pseudofilosóficas como el holismo epistemológico, como pseudocientíficas, tales como el reduccionismo genético tan de moda en nuestros tiempos, dado que los sistemas emergentes no son reductibles a los sistemas de los cuales emergen. Sin más que aclarar, leamos lo que Bunge nos decía sobre estas hipótesis ontológicas:

Es una hipótesis ontológica contenida en (y apoyada por) la ciencia moderna la de que la realidad, tal como la conocemos hoy, no es un sólido bloque homogéneo, sino que se divide en varios niveles o sectores, caracterizado cada uno de ellos por un conjunto de propiedades y leyes propias. Los principales niveles reconocidos hasta el momento* parecen ser el físico, el biológico, el psicológico y el sociocultural. Cada uno de ellos puede a su vez dividirse en subniveles. Por ejemplo, los subniveles principales del nivel físico son el físico propiamente dicho y el químico; y los principales subniveles del nivel sociocultural son el económico, el sociocultural propiamente dicho y el cultural. Pueden introducirse subdivisiones más finas, y ninguna de ellas es tajante y rígida.
Otro presupuesto, relacionado con el anterior, es que los niveles superiores arraigan en los inferiores, histórica y contemporáneamente; o sea, que los niveles superiores no son autónomos, sino que dependen en cuanto a su existencia de la subsistencia de niveles inferiores, y han surgido en el tiempo a partir de los inferiores en cierto número de procesos evolutivos. Este arraigo de lo superior en lo inferior es la base objetiva de la explicación parcial de lo superior por lo inferior o a la inversa.
Las dos hipótesis ontológicas básicas que acabamos de señalar están insertas en la visión contemporánea de las cosas, hasta el punto de que subyacen a la clasificación corriente de las ciencias y dominan más o menos nuestro sistema de educación superior. Así, por ejemplo, el psicólogo científico se ve obligado a aprender cada vez más biología y hasta química y física, porque cada vez se ve más claro que los hechos psíquicos arraigan en esos niveles inferiores; pero el psicólogo se ve también cada vez más obligado a comunicar con la sociología, porque estamos dándonos cuenta de que existe una reacción del nivel sociocultural sobre los niveles inmediatamente inferiores a él: así reconocemos la influencia de la religión en las costumbres de alimentación y la reacción de estas últimas costumbres sobre la producción de alimentos. Sólo los físicos tienen derecho a ignorar los niveles superiores -y a veces los ignoran hasta el punto de hablar de una influencia mental directa de los fenómenos físicos, saltándose así los niveles intermedios.
Además subyace la citada hipótesis de los niveles a varios importantes principios de la metodología científica, los de parsimonia de niveles, trascendencia de niveles, nivel-origen y contigüidad de niveles. (Según algunos filósofos los niveles son un asunto puramente metodológico, sin alcance ontológico. Pero ésta es otra hipótesis ontológica, la cual, además, separa la metodología del resto y es por tanto incapaz de explicar por qué un método es eficaz o fracasa). El principio de la parsimonia de niveles es como sigue: "Empezar por estudiar los hechos en su propio nivel; no introducir más niveles más que si resulta imprescindible". Por ejemplo, no hay que introducir la psicología y la psiquiatría en el estudio de la política internacional, puesto que se puede andar un gran trecho sin su compañía. El principio de la trascendencia de niveles: "Si un nivel es insuficiente para dar cumplida cuenta de un conjunto de hechos, hay que ahondar bajo su superficie y por encima de ella en busca de los niveles cognitivos". Por ejemplo, para explicar los enlaces químicos no hay que detenerse ante las leyes particulares de las reacciones químicas o su correspondiente termodinámica, sino que hay que mirar también por debajo del nivel molecular, al nivel atómico, en busca de los mecanismos relevantes. Principio del nivel-origen: "Intentar explicar lo superior por lo inferior, y no invertir el proceso sino en última instancia". Por ejemplo, hay que intentar resolver el problema de la resolución de problemas por los animales utilizando los conceptos de ensayo y error y de aprendizaje; no se introducirán la comprensión y la inteligencia más que si ese primer planteamiento es insuficiente y si la complejidad del sistema nervioso del animal estudiado hace posibles la comprensión y la inteligencia. Este principio puede llamarse también principio de reductivismo metodológico, que no debe confundirse con el reductivismo ontológico ni con la negación de los niveles. Principio de contigüidad de los niveles: "No saltarse niveles, esto es, no ignorar los niveles intermedios cuando se establecen relaciones entre niveles". Por ejemplo, no hay que considerar adecuada una explicación de un esquema de comportamiento social sobre la base de términos físicos, porque los estímulos físicos no pueden alcanzar el nivel social más que a través de organismos dotados de ciertas capacidades psíquicas. El salto de niveles puede ser, sin embargo, inevitable cuando se dispone de poco conocimiento; y puede ser incluso interesante cuando los procesos intermedios no tienen interés en la investigación en curso. Pero éstas son consideraciones pragmáticas que no tienen valor cuando el objetivo perseguido es una fiel reproducción de la realidad.
*Bunge, en el mismo párrafo, habla de la química como un subnivel de la física. Sin embargo, este sería un error que el epistemólogo corregiría en sus obras siguientes al reconocer la existencia del nivel o sistema químico o quimiosistema como un sistema independiente del sistema físico. El sistema químico se encontraría emergiendo del sistema físico y dando origen emergente a la vez al sistema biológico, etc. Para profundizar más en el asunto del sistemismo y el emergentismo véase Emergencia y Convergencia, de Mario Bunge, Gedisa, 2004.

1 comentario:

  1. Hola

    Felicitarte por tu blog.

    En esta línea he disfrutado con la reciente actualización de "Pseudociencia e ideología":

    http://e-ciencia.com/blog/noticias/bunge-mas-necesario-que-nunca/

    Un cordial saludo,

    Toni Hernández

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